¿Quieres conocer el secreto para crear riqueza a largo plazo? Bueno, no hay ningún secreto en sí, pero un principio clave de la inversión es como el polvo mágico para llegar a ser financieramente independiente.

El interés compuesto, se dice que es la octava maravilla del mundo, al menos según Einstein. Así pues, puede que este concepto del dinero tenga algo de cierto, y si quieres alcanzar tus objetivos financieros más pronto que tarde, necesitas conocer las características clave y los posibles escollos que conlleva el aprovechamiento de este gran poder.

La capitalización es un fenómeno por el que las ganancias de tu cartera se reinvierten a lo largo del tiempo, lo que les permite generar rendimientos adicionales. Es importante reconocer que, una vez que has establecido tu cartera y tu asignación, hay dos componentes del saldo global: tus aportaciones (lo que has invertido al principio y periódicamente en el futuro) y tus ganancias (lo que has ganado en el mercado a través de las ganancias en acciones y fondos o los intereses recibidos de los bonos).

La capitalización se produce lentamente si tienes tu dinero aparcado en ahorros a corto plazo, como letras del Tesoro, y con más rapidez (y volatilidad) cuando se invierte en bolsa. Tus inversiones también se acumulan en todos los periodos de tiempo, pero no verás el gran impacto hasta pasados años o incluso décadas. El tiempo es tu amigo cuando buscas aprovechar el poder del interés compuesto; tus inversiones iniciales tienen el potencial de crecer exponencialmente más rápido en comparación con si hubieras retirado y gastado tus ganancias a lo largo del camino.

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Pregúntale a alguien que lleve unos años invirtiendo y probablemente te dirá que está bien y todo eso, pero que no es algo para hacerse rico de la noche a la mañana, ni siquiera en entornos de mercado fuertes. Pero permítenos también proponerte esto: Acércate a un jubilado, digamos un padre o un abuelo, y pregúntale cómo le ha ido invirtiendo a lo largo de su vida. Probablemente te instarán a que empieces a invertir hoy mismo.

Esto es lo que queremos decir: Supongamos que uno de tus mayores invirtió 10.000 euros en el mercado de valores estadounidense en 1980. Son más de cuatro décadas de capitalización. En ese tiempo, el rendimiento anual compuesto real del mercado ha sido del 11,3%. En 43 años, ¿a cuánto crees que ha ascendido el valor de la cuenta?

¿Tu número es de siete cifras? 1,06 millones de euros, para ser exactos, es a lo que han ascendido esos 10.000 euros iniciales, todo ello sin hacer nada como inversor y dejando que el interés compuesto haga su magia (no es magia, ¡son matemáticas!).

Pero quizá no tengas un montón de 10.000 € por ahí. Tal vez acabas de empezar a trabajar a jornada completa y estás deseando poner tu dinero a trabajar para ti. Si ahorras 500 € cada mes para tu jubilación y obtienes una rentabilidad media razonable del 8% durante 40 años, esto es lo que puedes esperar que te proporcione el interés compuesto: 1,745 millones de euros.

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Por supuesto, los rendimientos bursátiles serán volátiles y habrá que pagar impuestos y pequeñas comisiones de inversión por el camino, pero ya te haces una idea. El interés compuesto puede tener un impacto espectacular en tu patrimonio neto a lo largo del tiempo.

Otra enseñanza es que el tiempo es tu mejor amigo como inversor a largo plazo. Cuanto antes entres en el juego, más podrás beneficiarte de la capitalización.

La capitalización es el superpoder del inversor individual. Cuanto antes lo pongas a trabajar para ti invirtiendo a largo plazo, más rápido podrás alcanzar tus hitos financieros.

El interés compuesto tiene su efecto si la rentabilidad que obtenemos es positiva por lo que es fundamental seleccionar bien dónde invertir nuestro dinero. Descubre nuestro curso gratuito para profundizar más sobre este concepto y otros muchos.