La inflación es un aumento general de los precios de los bienes y servicios a lo largo del tiempo. Esto significa que las cosas cuestan más con el paso del tiempo, o lo que es lo mismo, que el dinero vale menos cada año que pasa. La inflación puede tener un efecto significativo en la vida diaria de las personas, al hacer que los bienes y servicios sean más costosos. Por lo tanto, la población tiene una pérdida de poder adquisitivo, ya que el dinero con el que comprábamos las cosas antes, no es suficiente ahora.
La inflación es la manera más barata con la que una comunidad económica rebaja el valor de su deuda. Es decir, si un estado está endeudado, le interesa que el valor de su deuda caiga, y los bancos centrales del mundo imprimen más dinero cada año para lograrlo. La inflación no es mala en todos los aspectos, ya que si tenemos bienes inmuebles es posible que estos suban de valor en relación con la inflación del mercado. Es por ello que se le llama el impuesto silencioso, porque es algo que hacen los políticos y que te empobrece.
Para medir la inflación, normalmente se utiliza el IPC o Índice de Precios al Consumo. Es una cesta de bienes y servicios que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) con los productos que se consumen de forma habitual. Se hace un seguimiento del precio de esos productos, y si su coste aumenta el IPC sube y se habla de inflación. Por el contrario, cuando baja, se habla de deflación.
Hemos visto que la inflación afecta a nuestra capacidad de consumo, ya que merma nuestra capacidad de comprar cosas. Nuestro dinero vale menos porque podemos hacer menos cosas con él con el paso del tiempo. Así de fácil.
Pero es que además, la inflación se ocupa de reducir nuestros ahorros y que nuestro dinero pierda valor año tras año. Si el coste de la vida aumenta, pero el dinero que tenemos no lo hace (o no de igual forma), su valor será menor con el paso del tiempo.
Veámoslo con números. En España la media de inflación entre 1999 y 2021 fue de un 54,2%. El que tuviera 1.000€ guardados en una hucha desde 1999 pasó a tener lo equivalente a 458€ en ese periodo de tiempo. En el caso del dólar, un dolar en 1974 vale a penas 0,20 dólares en 2020. Es realmente impresionante la diferencia que puede llegar a suponer.
Es muy importante que seamos conscientes de esto de cara a nuestras inversiones. Especialmente porque si estamos obteniendo una rentabilidad igual o menor a la inflación, realmente no estamos ganando dinero. Es decir, si invertimos pero no superamos la inflación, nuestro dinero seguirá perdiendo valor año tras años. Menos, pero perdiendo. Por eso la clave es conseguir una alta rentabilidad para tus ahorros y la forma de hacerlo es aprovechar el largo plazo para sacar partido del interés compuesto. El tiempo mitiga el riesgo de las inversiones.
Sin duda la única forma que tenemos para combatir esta pérdida de valor con el tiempo, es haciendo que nuestro dinero aumente su valor. ¿Cómo podemos hacerlo? Con cualquier tipo de inversión que nos permita obtener una rentabilidad. Esta rentabilidad idealmente debe ser mayor que la inflación, pero a poco que sea ya es mayor que el 0% de rentabilidad que nos aporta mantenerlo parado habrá supuesto una mejora.
En esta gráfica podemos entender de un vistazo lo que hemos comentado. Podemos ver la rentabilidad anual media de las distintas inversiones entre 1974 y 2020. En este caso la inflación media fue de 2,2%. El resto de barras muestran la rentabilidad media de distintas inversiones como la inversión en activos inmobiliarios (REITS), bonos (renta fija), renta variable (en este caso el índice americano S&P500) y combinaciones de renta fija y variable en varias proporciones.
El resumen es que todas ellas aportan rentabilidad en mayor o menor medida. Su rentabilidad real, es la que obtienen restando la inflación (2,2% en el periodo que hemos visto antes). Por lo tanto, debemos intentar combatir la inflación, y la forma de hacerlo es encontrando rentabilidades que la superen. Para ello es de gran ayuda utilizar el interés compuesto. Te recomendamos que consultes nuestra calculadora gratuita de interés compuesto para que puedas estimar el valor futuro de tus inversiones.
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